Nos quejamos de que en la sociedad hay delitos que quedan impunes,
sin castigo... ¿Y no será que aprendimos la impunidad en la familia?
... al no corregir a los hijos desde pequeños,
... al no ejercer los padres su autoridad,
... al ir solapando pequeñas faltas,
... al dar mal ejemplo a los hijos...
...
dentro de las familias se ha erosionado la autoridad y es entonces
cuando los hijos aprovechan la falta de límites y entonces dejan de
obedecer a los padfres, y si obedecen lo hacen en el momento que ellos
deciden y bajo sus condiciones...
... lo que en realidad no es obediencia. ¿Y qué tan importante es la obediencia?
Si
el hijo no aprende de sus padres y no vive el ejercicio de la autoridad
¿Podrá después aceptar la autoridad de Dios y sometérsele a Él?
... si llegará a hacerlo ciertamente le sería mucho más dificil que si lo hubiera aprendido en el ámbito natural.
Pero
hay algo más: solo es capaz de corregir el que es irreprochable, es
decir, aquel que vive lo que enseña, aquel que viviendo en amistad con
Dios y lucha por desechar cada día de su vida el pecado.
Solo
alguien así puede corregir y cumplir con la misión tan alta de la
paternidad, que no es solo la de traer hijos al mundo, sin la de formar
condidatos al Reino de los cielos.
Pero si los padres no conocen a Dios, ni lo buscan, no pueden transmitirlo a su familia.
El
enemigo de las almas pretende destruir a las familias ¿ No lo hará
también cuando hace creer a los padres de familia que - por amor - no
deben corregir a sus hijos?
Porque no pasa desapercibido ante Dios, un padre que no corrige a sus hijos, por eso castigó a Elí...
"Les
hago saber que voy a condenar a su casa para siempre, porque él sabía
que sus hijos maldecín a Dios, y no los reprendió" (1 Sam. 3,13)
Dios
que es Padre de aquellos que se someten a sus mandatos nos trata como
hijos: " porque Yahvé reprende a quien ama, como un padre a su hijo
amado" (Prov 3,12). Por eso quienes han recibido el don de la
paternidad; a corregir a sus hijos como Yahvé nos corrige.
jueves, 29 de agosto de 2013
sábado, 24 de agosto de 2013
SALVARNOS ES ASUNTO DE NUESTRA LIBERTAD
Contamos con la ayuda de Dios que nos otorga su gracia pero
solo nos la da si estamos dispuestos a recibirla.
Todos estamos en medio de un mundo que nos invita a no
dejarnos arrastrar por los sentidos, por la indiferencia, por los deseos que se
oponen a la voluntad de Dios.
Sin embargo, si queremos realmente nuestra salvación debemos
escoger. Al elegir someternos a la voluntad de Dios expresada en los
mandamientos, esta elección supone lucha.
“No te dejes vencer por el mal; antes bien vence al mal con
el bien” (Rom 12, 21).
Dios te creo libre porque te ama, pero rechazamos sus leyes,
desobedecemos sus mandatos, nos hacemos esclavos de nosotros mismos, perdemos
el rumbo.
Pero para no hacernos esclavos del mundo necesitamos su
gracia, su fuerza salvadora que nos libra de nuestra esclavitud. Esto implica
que nos seamos perezosos, que no pongamos excusas, que trabajemos
responsablemente por nuestra salvación. Es la verdad quien te hará libre,
estable, íntegro, pero exige humildad porque implica sometimiento a la
autoridad de Dios y reconocimiento de la propia pequeñez.
“Yo soy el camino, la verdad y la vida…” (Jn.
14, 6) ¿Quieres seguirme cada día por el resto de tu vida?
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